''Para lo que he vivido;
Tres pasiones, simples pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el deseo de amar y ser amado, la búsqueda del conocimiento, y una compasión irrefrenable por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han zarandeado de acá para allá, en errática navegación, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.
Busqué el amor, primero, porque trae consigo el éxtasis -un éxtasis tan grande que muchas veces habría sacrificado el resto de mi vida por unas pocas horas de este gozo-. Lo busqué, también, porque el amor alivia la soledad -esa terrible soledad en la que el tembloroso ser que tiene conciencia de sí mismo se asoma al borde del universo y ve un frío abismo sin fondo y sin vida-. Y lo busqué, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anunciadora de ese cielo que santos y poetas han imaginado. Eso es lo que busqué, y, aunque parezca quizá demasiada dicha para el hombre, eso es lo que -al fin- he encontrado.
Con el mismo apasionamiento busqué el conocimiento. He deseado comprender el corazón del hombre. He querido saber por qué brillan las estrellas. Y he intentado apoderarme del poder pitagórico gracias al cual el número triunfa sobre el flujo. Algo de esto he conseguido, aunque no mucho.
El amor y el conocimiento, en cuanto estuvieron a mi alcance, me elevaron hacia arriba, a los cielos. Pero la compasión me devolvía siempre a la tierra. Ecos de gritos de dolor reverberan en mi corazón. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos inválidos que son sólo una carga odiada para sus hijos, y todo ese mundo de soledad, pobreza y sufrimiento convierte en burla lo que la vida humana debería ser. Aspiro con toda mi alma a aliviar el mal, pero no puedo, y sufro.
Esta ha sido mi vida. La juzgo digna de haberse vivido y, si se me diera la oportunidad, volvería a vivirla con gusto.
Bertrand Russell, «Autobiografía»''
* * *
Lord Russell fue uno de los pensadores más interesantes, profundos, mordaces y activos del siglo XX y dejó un enorme legado de escritos de los cuales podemos extraer importantes lecciones. Fue, además de activista y pensador de primera línea, un soberbio polemista que se convirtió en el icono del racionalismo para toda una generación. Polemizó sobre el control de natalidad, los derechos de las mujeres, la inmoralidad de las armas nucleares, y sobre las deficiencias en los argumentos y razones esgrimidos a favor de la existencia de Dios.
La Ciencia, fue uno de sus componentes principales para el análisis, junto a la lógica y las matemáticas. Russell era un creyente del método científico, entendido como el conocimiento derivado de la investigación empírica que es verificada a través de pruebas repetidas, pero también creía que la ciencia sólo obtiene respuestas provisionales, y que el progreso científico se construye poco a poco, tratando de encontrar unidades orgánicas considerablemente fútiles. Ernst Mach, otro fundador de la filosofía moderna de la ciencia, le daba menos confianza al método por sí mismo, pues creía que cualquier método que producía resultados predecibles era satisfactorio y que el rol principal del científico era hacer predicciones exitosas. Mientras que Russell sin dudarlo estaría de acuerdo con esto como un asunto práctico, creía que el objetivo fundamental de la ciencia y la filosofía era comprender la realidad, y no simplemente hacer predicciones.
La perspectiva ética de Russell y su valor personal para enfrentar controversias, ciertamente fueron formadas por su crianza y educación religiosa, principalmente la dada por su abuela paterna, que lo instruyó con el precepto bíblico "No sigas a la mayoría para obrar mal".
El aburrimiento, la fatiga, el sentimiento de pecado, la competencia o el miedo a la opinión pública son algunas de las causas que expuso como motores de la infelicidad humana.
Bertrand Russell 1872-1970 |
La necesidad de sentirnos queridos, la de sentirnos guapos o la de sentirnos poderosos entre otras, vienen impuestas por la sociedad o la educación. Como el propio Russell muestra en el fragmento autobiográfico que puse más arriba, el haber sido criado en un entorno familiar dominado por el miedo al pecado, puede provocar al individuo una necesidad de cumplir con unas pautas infundadamente inventadas para evitar caer en el susodicho pecado.
Tras una activa carrera pacifista, en la que llegó a verse encarcelado por animar a los jóvenes de su Inglaterra natal para que no se alistasen al ejército, fue en 1962, a los 90 años de edad, cuando medió en la crisis de los misiles de Cuba para evitar que se desatara un ataque militar, escribiendo cartas tanto a Jrushchov como al presidente Kennedy y siendo intermediario en sus respuestas mutuas. Organizó con Albert Einstein un manifiesto que dio vida a las Conferencias de Pugwash, ante la amenaza de una guerra nuclear y pasó los últimos quince años de su vida haciendo campaña en contra de la fabricación de armas nucleares. Estaba siguiendo el consejo que había dado a un entrevistador, diciéndole que el deber del filósofo en esos tiempos era evitar a toda costa un nuevo holocausto, la destrucción de la humanidad.
Abogado del diablo [MODE ON] (o como no creer en nadie al 100%).
ResponderEliminarJohn Coleman es un autor de teorías conspirativas británico y ex-espía del MI6, opinaba que la organización de los Hermanos Musulmanes fue creada por la masonería británica con la ayuda de Thomas Edward Lawrence, Bertrand Russell, entre otros, para mantener el medio oriente sub-desarrollado con el fin de permitir a Gran Bretaña continuar robando sus recursos naturales y sobre todo su petróleo.
Datos:
http://es.wikipedia.org/wiki/John_Coleman#cite_note-0
http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADas_conspirativas
Nunca dije que confiara en este hombre al 100%, de hecho con todo lo que nos está tocando vivir, y siendo un ser humano como todos, es más que probable que tuviese sus fallos, tentaciones y deslices dentro de un sistema que te invita constantemente a caer en ellos. Personalmente me quedo con algunas de sus reflexiones que me parecieron subversivas ("sub" "versivo", una versión diferente, por debajo de la oficial, una óptica distinta a la implantada por el administrador de la sociedad) y adelantadas a su tiempo. En sí, lo interesante de este personaje fue su evolución de pensamiento, una evolución que Jacque Fresco se encargará de continuar en mi siguiente entrega de, La vida según..
ResponderEliminarSaluditos y me alegro de verte aunque sea por aquí.